Pinté mi cielo de blanco...

En tres días pinté mi cielo de blanco, y al tercero resucité. Ya no me quedan grietas importantes. Tres días de trabajo, aislado del mundo, en una especie de limbo a dos metros y medio de altura. Duele cada parte del cuerpo. Pintar tu cielo particular no es ninguna tontería... duele. Ahora es de un blanco fresco, radiante, limpio, casi perfecto. ¿Durará? ¿Se caerá algún trozo? ¿Cambiará pronto de color? ¿Reaparecerán las grietas? Estoy deseando tumbarme a mirarlo, o a dormir bajo él. Necesito cerrar los ojos.

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