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Mostrando entradas de 2007

Felicidades a los valientes.

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Parece que vamos perdiendo la vergüenza. Los hombres se animan a denunciar. Según una noticia publicada hoy en el diario 20 minutos " crecen cuatro veces más las denuncias por maltrato de ellos que las de ellas ". Y es evidente que las mujeres no maltratan cuatro veces más que hace un año, ni que hace veinte, sino que por suerte los hombres son más valientes y menos machistas que hace un año y que hace veinte. Lo digo porque un machista nunca reconocería que su mujer le maltrata. Los hombres tienen que aprender que el hecho de que su compañera sea una maltratadora no les hace a ellos menos hombres, sino a ellas peores personas y peores mujeres. Qué cutre queda un hombre al que pega una mujer, qué cutre queda un hombre al que una mujer machaca continuamente, ¿no? A ver quién es el guapo que se atreve a abrir la boca. Porque además ésa es otra; si no denunciamos el maltrato físico, del psicológico ya ni hablar. De todas formas m e siguen pareciendo pocos los hombres que

Otros mundos.

Hacía un mes que no pulsaba el botón naranja. Ni todo mi tiempo libre me ha permitido vomitar a gusto sobre el teclado. Este otoño lo está enrareciendo todo. Mi mundo. Mientras cruzaba la carretera miré a la chica que conducía el coche que se paró en el atasco. Estaba seria, no se dió cuenta de que yo la estaba mirando. Sus movimientos eran automáticos. Su cabeza no estaba allí. Su mundo. "Más de 650.000 iraquíes muertos, alrededor de dos millones de refugiados y más de 3.500 bajas en las filas de las tropas de ocupación es el balance de la guerra de Irak cuando se cumple el cuarto aniversario de la reunión de Azores..." y algunos siguen exigiendo "autores intelectuales". Este mundo. Sidr ya ha matado mil mundos en Bangladesh. Otros miles de mundos. Debajo del puente que une Sevilla con el Aljarafe están ahora durmiendo varias familias. Varios mundos. En la tele anuncian un coche ecológico, un chalet en una urbanización con campo de golf a un precio justo, infinidad

Culpable.

Reconozcámoslo: los humanos, unos más que otros, somos la gran enfermedad del planeta tierra. En 2004 Estados Unidos ostentaba más del 25% del consumo total mundial de petróleo, más de 13 veces el consumo de España que era el 17 de la lista en ese mismo año (cosa que tampoco es para estar orgullosos). Y os recuerdo que Estados Unidos no ha ratificado el tratado de Kyoto. Es muy difícil saber cuánto se contamina en actividades tan desgraciadamente cotidianas como las guerras, fundamentales por otra parte para las economías de algunos países. Pero investigando un poco, calculadora en mano, y aunque en un principio la disparidad de cifras según las fuentes hacen que las cuentas no cuadren (a saber lo que no nos dicen) te vas dando cuenta de algunas cosas interesantes que parecen bastante claras. Según Michael T. Klare ( profesor de Paz y Estudios de Seguridad Mundial en el Hampshire College) el consumo de petróleo por soldado estadounidense al día es de 16 galones (1 galón norteamerican

A bicyclette.

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Un sábado no es lo mismo si viene después de una corta noche de viernes, ¿verdad? Está bien levantarse muy tarde, preparar desayuno para dos, disfrutar de lo poco que resta de mañana, comer unas tapas en el bar del barrio e irse a dar una vuelta en bicicleta por el parque. Y si para colmo además estás acompañado por alguien que sabe soportarte... Perfecto.

Dr. García.

El Dr. García pasa horas y horas meditando entre cigarro y cigarro mientras mira a ninguna parte sentado junto al quicio de la puerta. Siempre tiene una sonrisa que regalar. Es un hombre de pocas palabras, pero de sabias palabras. No hace mucho me preguntaba con socarrona sonrisa y cierto tono guasón: "Dr. Michael, ¿no tendría usted un remedio casero para que mañana fuera seis de enero?". El Dr. Michael sólo encontró una respuesta: Otra sonrisa, esta vez de complicidad.

Mira al lado.

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No consigo comprender cómo se puede viajar al lado de una ventanilla sin mirar por ella. Hay libros fascinantes, fantásticos artilugios electrónicos, increíbles realidades virtuales, mil escusas para abstraerse... Pero todos ellos seguirán estando ahí al final del trayecto. Lo que nunca más veremos será el mismo paisaje que dejamos atrás, ni siquiera en el viaje de vuelta.

Requiem F601Z.

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U na mañana de trabajo como otra cualquiera si no llega a ser por la lluvia que adorna hoy a Sevilla. Casi una hora de autobús callejeando entre lentos semáforos, agradecidos arriates, desprotegidos transeúntes a la carrera, paraguas abiertos, atascos de septiembre, cristales mojados y vaho en el alma. Le apetecía mirar por la ventana y decidió que iba a salir del bolso. Y miró por la ventana y una extraña sensación de alegría le hizo cantar todo su repertorio de histéricos beeps. Impaciente sacó su pequeño objetivo y en una electrónica erección comenzó la cacería de salpicados colores saturados, de asfaltos encharcados, cristales llorones, borrosos desplazamientos, limpiaparabrisas inquietos, viajeros dormidos, oscuridades incomprendidas, chicas con el pelo empapado, cielos grises, desiertos carriles bici... Y nos invade la certeza de que por fin la luz quiere jugar con Sevilla a que ya es otoño. Ella siente el cosquilleo en sus sensores al soñar con cada nuevo matiz de contrastes, s

Con el agua al cuello.

Pasan a la altura de mis ojos las quillas de los más hermosos yates jamás construidos. No es que me llegue al cuello, es que el agua que navegan unos pocos a mi ya me entra por la boca. Escribo esto hoy para que os vayáis haciendo a la idea de que posiblemente en menos de un mes ya me llegue a la coronilla, o sea, que estaré ahogado y ya no sabréis nada más de mi. Pero no seamos alarmistas, no os preocupéis demasiado, todo tiene solución. Además los del yate no pueden dejar que se ahogue el que les da de comer, les basta con apretar lo suficiente como para que no piense demasiado, pero sin ahogar. El caso es que ocurren cosas a las que de dárseles en los medios la importancia que tienen... se iba a liar de de Dios es Cristo. Pero como los medios son de los del yate y nos tienen demasiado ocupados viendo telebasura y haciendo cuentas para llegar a fin de mes no nos enteramos de la misa la media. Ocurren cosas como que los grandes bancos mundiales no dejan de "inyectar" dinerit

A quemapiel.

"Te quiero" a bocajarro. Rodeado de brazos y piernas, rodeado de ti, rodeado de besos, jadeos, sudor, caricias, saliva, mordiscos, deseo, contorsiones, ansiedad... Y disparas un "Te quiero" a bocajarro, "Te quiero" a quemapiel, "Te quiero" sin previo aviso, "Te quiero" veinte veces, "Te quiero" en voz alta y en voz baja, "Te quiero" a media luz, "Te quiero" debajo de ti, "Te quiero" a secas y a húmedas, "Te quiero" con el pelo suelto, "Te quiero" los fines de semana, "Te quiero" ahora, "Te quiero" sin nada, "Te quiero" como por casualidad, "Te quiero" como soy, "Te quiero" mientras me soportes, "Te quiero" media hora, "Te quiero" si no me miras, "Te quiero" aunque me hagas llorar, "Te quiero" no sabes por qué, "Te quiero" con fondo naranja, "Te quiero" deprisa, "Te

Delirium Morpheus.

La luz atraviesa inmisericorde la botella de agua helada para dar de lleno en mi cara. El polvo lo cubre casi todo. Los párpados pesan toneladas. Las sábanas esperan. Los relojes se sienten abandonados. Los delirios se desperezan. Las pesadillas se resignan. La computadora se excita. El día no existe. La noche ya no es joven. La chica del 27 se desvanece. La juventud insultante se descarta. La compañía se extraña. El germen crece. El fruto madura. El deseo se apaga. La desilusión avanza. La expectativa engorda. Las rodillas crujen. El cuello tira. Las ventanas se cierran. Las neuronas cortocircuitan. Los teléfonos duermen. Las dudas asaltan. La sed persiste. Los recuerdos molestan. Las obligaciones insisten. La búsqueda cansa. Las palabras chirrían. La imposición funciona. Agobio inunda. Enamorarse se prohíbe. Sonreír se encarece. El viaje empieza. La realidad se acaba. El peso vuela. Creer perece. Imaginar nace. Poder se rinde. Querer abdica. Oscuridad invade. Hipnos triunfa. Muerte

¿A quién van a creer?

Las ocho de la mañana; el despertador se ha empeñado en dejarlo bien claro. Se levanta dejando otro cuerpo y otra alma que rezan entre las sábanas porque este no sea un día más. Desde la cama se oyen sus pasos hasta el cuarto de baño: Una limpieza física y un despertar de los sentidos. Siempre sale con el pelo y la cara mojados. En unos minutos el aroma del café ya invade la casa. No se preocupa en exceso de no hacer demasiado ruido. El café cae en el vaso y viaja hasta el despacho donde las teclas del portátil comienzan a murmurar ya desde temprano. Ese ordenador de ha convertido en un arma que dispara textos y canciones más hirientes que cualquier bala. Y desde la cama el desasosiego se derrama por el dormitorio y lo desborda entre las sombras del amanecer. Un desasosiego iluminado por la ventana que se abre para ver dónde está la ropa y no se cierra, ¿recordará que hay otra persona en la cama? Pasos ahora hasta la puerta de la calle, portazo y más desasosiego. Habrá ido por el pan.

Tabú.

No tengo ni idea del porqué de algunas cosas, y es más que probable que nunca la tenga. Quiere que piense en ella. Y yo, como casi todos, estoy demasiado ocupado viviendo como para hacerlo. Me va recordando que sigue ahí; unas veces muy sutilmente y otras todo lo burdamente que sabe hacerlo cuando le apetece. Ha estado cerca, muy cerca, en más de una ocasión. No sé muy bien a qué vino, pero llegó, me acarició... y desapareció. Ya la he visto llevarse a parte de mi gente. Pero es muy rara, rarísima, la vez que llego a pensar que viene por mí. Y al decir esto me estremezco y noto retorcerse mis vísceras. Ayer fue un día normal; otro más de los que pasan sin pena ni gloria más allá de cualquier trivial y pasajera alegría. Ya tengo pretensiones para mañana. Pero lo único cierto es que no sé ni puedo saber lo que me ocurrirá en el próximo instante. No puedo saber si habrá una siguiente pulsación en el teclado, e indiscutiblemente a partir del instante siguiente a la imposibilidad de pulsar

Quiero ser colifato.

Quiero coger, sin más, eso que me ofrecen a un precio que no puedo pagar. Quiero coger sin parar. Quiero gritarle sin medida y sin pudor a ese imbécil que no mira al lado. Quiero besar en la mano a esa chica tan guapa. Quiero romper la puerta de ese retrete sin pestillo. Quiero coger una ramita de romero y regalársela al conductor del autobús. Quiero ir al cuarto de baño sin decirle a nadie a dónde voy. Quiero andar desnudo por la calle. Quiero llorar como un niño. Quiero derrochar sin pensar en mañana. Quiero espantar serpientes a manotazos. Quiero ignorar a los listos. Quiero hablar para que no me entiendan. Quiero ir en bici desde Mairena a Córdoba y volver. Quiero matar a alguien. Quiero escuchar a la tele hablar de mí. Quiero follar en un ciclomotor. Quiero dejar de pagar. Quiero pasarme una semana en la cama. Quiero ser una impresora. Quiero andar desesperantemente despacio. Quiero cantar por Manolo Escobar. Quiero mandarte a tu casita. Quiero fumar en la cama. Quiero que me resc

Todos los días ocurren milagros.

Vuelven a sonar The Verve. Vuelven los sueños de fantasmas. Vuelve, a pesar de todo, a no ser difícil despertar. Vuelve, por suerte, a haber magia suficiente para seguir sobreviviendo: Una mirada de Najwa en las Noches del Pemán. El desayuno en una terraza de la Plaza de San Francisco. El atlántico bajo el sol de Andalucía desde la Torre norte de la catedral. Una gaviota volando el levante de la Caleta. Los pies hundidos en la arena mojada mientras la cometa tira con fuerza. Un descanso a la sombra del balneario. Una cerveza bien fría, unas gambitas al ajillo, unas tortillitas de camarones y una caballa con piriñaca en La Viña. El feliz abrazo por sorpresa de un hada en el Pópulo. Un paseo entre las casas encaladas de Carmona. Un almuerzo frente a la Vega. Un café helado en el Alcázar del Rey Don Pedro. La penúltima de Canasta entre la verborrea de Bárbara, los juegos de Dana y las babas de su recién estrenada preocupada mamá. Todos los días ocurren milagros. Pero a veces, o no querem

A estas horas...

Ya ha pasado la tarde de domingo. Son raras las tardes de domingo, sobre todo si son de resaca. Dan que pensar a los que tenemos la suerte de pasarlas ociosos de vez en cuando. Ahora son las diez y media aquí en Sevilla. En Ramala es una hora más tarde. Deben ser las cinco y media de la tarde en Buenos Aires. Y en Sydney acabará de despuntar el alba. Hay luna llena. En el invierno argentino habrá a estas horas mucha gente tomando mate en los parques buscando un rayo de sol que les conforte. Las cafeteras estarán humeando en Australia antes de ir a trabajar. En las camas palestinas se dormirá como casi siempre con intranquilidad. Y aquí los 33ºC son lo que no nos deja dormir. A mí hoy me preocupa poco lo que suceda mañana. Lo más probable es que todo transcurra con normalidad. Me levantaré tarde, o no, desayunaré, regaré las plantas, haré alguna gestión, arreglaré un poco la casa, haré la comida... en fin, lo de todos los días en que no hay que currar. A Garib esta noche de insomnio ya

¿Musa?

Hoy me acompaña sólo la musa raña.

Ecos.

Ecos de un grito casi olvidado que sigue rebotando en las paredes de una habitación cerrada. Ecos que, tras el descuido que resquebraja los muros, escapan expandiéndose por la casa. Ecos que con cada golpe se debilitan gimiendo contra la muerte cierta que les espera en el vacío intermedio. Ecos que hacen vibrar el cristal de las ventanas mal cerradas. Ecos de fantasías conformistas, de complacientes ilusiones , de alegrías infinitesimales, de orgullos pisoteados , de locuras adolescentes , de esperanzados perdones, de consentidas insensateces, de maletas de plástico negro , de estúpidos remordimientos , de tatuajes en las entrañas , de falsas convicciones, de devastadoras derrotas, de efímeras reconquistas, de batallas ganadas, de guerras perdidas... Ecos que al fin y al cabo no son más que ecos, ecos, ecos ...

Escote.

Lo divertido del es cote es , precisamente, que no es , ni siquiera cote. es transparente.

Vientre. Vértigo.

Vientre. Vértigo. Nunca vi tan claramente como anoche lo hice con mis manos. Las formas desbordaron todo equilibrio posible. Acercarse a la vida, inevitable paso atrás y… vértigo. El centro del universo en mi mano. La fuente en mi mano. El sol padre hecho madre bajo mi mano. Te quiero no decir que te quiero. Esta muerte parece pasión. Ese abismo parece ombligo. Si la vida fuera tu vientre quién muriera a este estar nacido, ¿para nacer otra vez?

Libres dos males da nosa ialma...

Veamos: Sevilla, Rias Baixas, Tierra de Cádiz, salmón, tabulé, tiramisú, tabaco brasileño, queimada con su conjuro, el sonido del agua, la brisa nocturna, estrellas, luna, Nube, Roberto, Loli, Afú y un servidor... Joder, qué noche. ¿Alguien da más? ¡Os quieroooooooo! Jajajaja. Mouchos, coruxas, sapos e bruxas. Demos, trasnos e dianhos, espritos das nevoadas veigas. Corvos, pintigas e meigas, feitizos das mencinheiras. Pobres canhotas furadas, fogar dos vermes e alimanhas. Lume das Santas Companhas, mal de ollo, negros meigallos, cheiro dos mortos, tronos e raios. Oubeo do can, pregon da morte, foucinho do satiro e pe do coello. Pecadora lingua da mala muller casada cun home vello. Averno de Satan e Belcebu, lume dos cadavres ardentes, corpos mutilados dos indecentes, peidos dos infernales cus, muxido da mar embravescida. Barriga inutil da muller solteira, falar dos gatos que andan a xaneira, guedella porra da cabra mal parida. Con este fol levantarei as chamas deste lume que asemell

¿Justicia?

Me siento absolutamente engañado. Desde que soy pequeño me están comiendo el coco con eso de que hay que ser bueno, no decir mentiras, respetar a los demás... Y si en alguna ocasión hago lo contrario ya me cuesta dormir bien. Pero resulta que cada día tengo más pruebas de que los que se llevan el gato al agua son los cabrones, los mentirosos, los que no respetan otra cosa que no sea su propio bolsillo, los indecentes en definitiva. Ahora estoy en la tesitura de decidir entre hacer lo que mis padres (siempre humildes, siempre buenos) me han enseñado o comportarme como un miserable mentiroso. La primera opción es la moralmente adecuada, porque defiendo la verdad sin trampa ni cartón, pero sólo tengo mi palabra para hacerlo, y eso no es suficiente para la ciega justicia. La segunda opción va en contra de la ética, porque defiendo una verdad con una mentira, pero eso a la ciega justicia no le importa y ni mi delicado estado socio-económico ni mi reputación se resentirán, aunque yo no pueda

Ítaca.

Yo tampoco sé a dónde voy. Quizás sea esa la verdadera cordura. ¿Dónde está mi patria? ¿Dónde está mi felicidad? Yo no quiero viajar atado al mástil. No sé por qué no debo desviarme de un camino que no sé a dónde me lleva. Yo quiero escuchar el canto de las sirenas de cerca. Yo no entiendo de estrellas que me guíen, ni de penélopes que me esperen. Ni siquiera sé qué hago embarcado en esta odisea. Me vi de repente en medio del mar sin otra opción que navegar. Nadie me dijo cuál era mi destino, ni me dio el rumbo a seguir. Entre idas y venidas, de vez en cuando, veo una isla que ya conozco. He descansado otras veces allí. Su bahía es grande y buen refugio. Es familiar, siempre lo es. Pero nadie me (re)conoce allí. Las tormentas no se atreven a entrar, la costa me arropa. Las bodegas ya están llenas de nuevo. Y me voy con la sensación de dejar algo mío atrás. Nuevos puertos, nuevas gentes, vientos fuertes, calmas chichas, mares cálidos, ocasos tranquilizadores, cabos fieros, océanos fríos

Puñetero oráculo.

Elegí un libro al azar y al azar abrí una página después de preguntarle algo que no os revelaré. El muy puñetero fue por azar "Del amor y otros demonios", y por azar desde su página 114 respondió: " Nada es más útil que una duda a tiempo ". El muy puñetero. ¿Es esto o no es esto onanismo oracular? Para este viaje no hacían falta alforjas. Dispuesto a sacar partido de la manifestación del improvisado oráculo la cuestión ahora es si esta duda es o no a tiempo . Que supongo yo que sean cuales fueren las causas que dieron lugar a su génesis, lo cierto y verdad es que la duda ha sido generada. Por tanto creo poder afirmar que... ya no sé de lo que hablaba. Total; que creo una duda con la simple intención de tener algo que contar y resulta que ahora tengo una duda y una respuesta que, perdónenme ustedes, no me resuelve la duda. Ahora, eso sí, qué contento estoy con mi útil duda, suponíamos, creo, que a tiempo . ¿O no llegamos a suponerlo? De cualquier forma, si bien

Muerte.

Tengo una imagen grabada en la cabeza. Un coche de la Guardia Civil corta el tráfico. Un poco más allá, en el suelo, una sábana blanca cubre lo que parece un cuerpo. Un parapente permanece arrugado sobre la valla que bordea la carretera, y junto al cuerpo una silla de vuelo. El coche fúnebre espera a un lado. Cuatro pilotos dan vueltas por el aterrizaje como quien busca desesperádamente una joya perdida, una razón. Serios, sin lágrimas en los ojos. No hay palabras, no hay preguntas. La montaña está en silencio. El sol se acerca al horizonte. Los demás vuelan sobre la tarde más silenciosa que recuerdo. No lo saben, ni queremos que lo sepan. La muerte ha hecho acto de presencia. No estaba invitada, pero no nos sorprende su visita. Ya la vimos de cerca antes, pero nunca se paró por aquí. Desde el cielo a la tierra; no puede ser de otra manera.

Leche de almendras y agua de canela...

Un beso junto al río. Eso es lo que me apetece esta noche; leche de almendras con agua de canela. Sabrosa, suave, cremosa, dulce, fresca, afrodisíaca, efímera... sobre todo efímera. Esta bebida tiene un nombre con todas sus acepciones luchando por sonar mejor que las demás: Aurora. Aunque creo que en el diccionario le falta un significado. Por cierto: ¿Habéis visto alguna vez despuntar la aurora en un desierto? Yo sí. Lo transforma. No sabe uno si desear que llegue el día o que la noche dure para siempre.

Desierta.

A cuento de "rellenar mi cama" una amiga me ha recordado que, realmente, mi cama me gusta tan ampliamente desierta como suele estarlo en los últimos tiempos (además de que a doblar las sábanas también le he cogido ya el truco). De vez en cuando pasa por mi cama algún alma nómada que se va igual que vino. Pero es que los desiertos son así de poco acogedores. Te dan la hospitalidad justa para pasar la noche de descanso que necesitarás para al día siguiente seguir tu camino. Es raro, muy raro que pase, pero el problema viene cuando la compañía ha sido lo suficientemente agradable como para olvidarse de mirar al cielo. Y te jode que se vaya. Te jode de una manera extraña, casi autolítica, y te ves pidiendo a un nómada del desierto que deje su camino por un día más. Y es raro, muy raro, pero a veces pasa, y al final me acaba ocurriendo como le ocurrió a aquel aviador francés que, con sus alas maltrechas, vio irse por el desierto a un niño que tenía cabellos de oro; mi cama se conv

Si eres peludo...

Un consejo: Si eres un tío peludo, no metrosexual y de cierta edad... no pongas suelos blancos (sobre todo si andas por ahí medio en bolas). Yo no sabía lo rápidamente que cambiamos de pelaje los humanos hasta que me compré un piso con los suelos de la cocina y el baño de color blanco. La mopa y el cepillo echan humo. Ahora tengo un dilema: ¿Me depilo o me plastifico? Porque lo de cambiar el suelo con lo que cuesta y al nivel actual del Euribor es poco menos que una utopía. La verdad es que la primera no me convence nada, y la segunda viviendo en Sevilla puede ser noticia este verano. Por favor, si alguien tiene alguna idea que vaya dándomela; se lo agradeceré.

Fold on/off

Hay que joderse; se compra uno una cama de 150x200 y resulta que no trae doblador de ropa de cama automático. Qué difícil es doblar esas fundas nórdicas y esas sábanas uno solito. Las camas así de grandes deberían tener un dispositivo especialmente diseñado para solteros no muy altos: "Fold on/off". Echas la ropa seca encima, pulsas, y te la dobla sola. Con un interruptor estratégicamente situado, eso sí, que después las visitas lo ven, le dan al botoncito sin bajarse de la cama y... ya la hemos liado (o mejor dicho, doblado). Pero ya no me pasa más. Yo quiero a alguien que me ayude a doblarlas, y ya de paso que rellene un poco la cama por las noches, pero eso sí, que duerma del tirón sin moverse mucho y sin levantarse de madrugada, que yo tengo un sueño muy ligerito. Que si no tampoco pasa nada. ¡Eh! Que me las voy arreglando, pero si esto de la soltería se vuelve crónico llegará el momento en que empiece a encorvarme. De modo que hay que ponerse manos a la obra con el inven

Pinté mi cielo de blanco...

En tres días pinté mi cielo de blanco, y al tercero resucité. Ya no me quedan grietas importantes. Tres días de trabajo, aislado del mundo, en una especie de limbo a dos metros y medio de altura. Duele cada parte del cuerpo. Pintar tu cielo particular no es ninguna tontería... duele. Ahora es de un blanco fresco, radiante, limpio, casi perfecto. ¿Durará? ¿Se caerá algún trozo? ¿Cambiará pronto de color? ¿Reaparecerán las grietas? Estoy deseando tumbarme a mirarlo, o a dormir bajo él. Necesito cerrar los ojos.

No puedo escribir.

Estoy hasta los cojones de escribir y borrar una y otra vez. Me niego a salir de aquí hoy sin dejar constancia de que estuve. No hago más que sentarme y mirar de nuevo cómo el cursor parpadea esperando el impulso. Pero es que hoy da pánico esta puta inestable raya vertical. Debería darme igual quién pueda o no leerlo, pero qué difícil es. Ayer empecé las vacaciones, y no las quiero ahora, hoy no. No tengo tiempo para no hacer nada. Ahora quiero moverme, pero ya ves; ni los dedos saben hacerlo en estos días. Sé que es cuestión de tiempo, pero que lento pasea el muy cabrón por delante de mis narices. Al menos no hace calor. Prefiero las nubes, siempre prefiero las nubes. Estas parece que me acompañan en el color. Es un buen momento para ir en bici a ninguna parte y descansar junto al río. Es un buen momento para escribir y yo lo confundo con uno para coger la bici. En fin, está claro que para esto de escribir hay que estar más jodido de lo que yo lo estoy ahora. Porque esa es otr

Con el corazón en la maleta.

En poco más de tres años ya he tenido tres mudanzas. Lo peor es que en cada una de esas mudanzas había una maleta reservada al corazón. En el año y poco que llevo viviendo aquí, y eso es lo más curioso de todo, aún no he tenido tiempo de deshacer la maleta en la que llevo el corazón.

Libro de Visitas.

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