Dr. García.

El Dr. García pasa horas y horas meditando entre cigarro y cigarro mientras mira a ninguna parte sentado junto al quicio de la puerta. Siempre tiene una sonrisa que regalar. Es un hombre de pocas palabras, pero de sabias palabras. No hace mucho me preguntaba con socarrona sonrisa y cierto tono guasón: "Dr. Michael, ¿no tendría usted un remedio casero para que mañana fuera seis de enero?". El Dr. Michael sólo encontró una respuesta: Otra sonrisa, esta vez de complicidad.

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